sábado, 15 de septiembre de 2018

Causas del estallido de la Primera Guerra Mundial

Empecemos por las causas lejanas:

LAS POLÍTICAS DE ALIANZAS

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Otto von Bismarck
Tras la unificación de Alemania, el objetivo del primer ministro alemán Otto von Bismarck pasó a ser el de aislar diplomáticamente a Francia para evitar su revancha por la pérdida de Alsacia y Lorena en la guerra franco-prusiana de 1870-1871. Para ello, creó toda una serie de sistemas de alianzas. El primero, conocido como Entente de los Tres Emperadores, fracasó. El segundo, la llamada Triple Alianza, incluía a Austria e Italia. Además de aliarse con estos dos países, Bismarck consiguió el apoyo de Rusia y, a cambio de la promesa de que Alemania no se lanzaría a la carrera colonial, la garantía de neutralidad de Gran Bretaña. El aislamiento diplomático de Francia se estaba logrando con éxito.

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Guillermo II
No obstante, en 1890 el nuevo káiser, Guillermo II, apartó a Bismarck del poder. Sus torpes políticas llevaron al país a perder tanto el favor ruso como la promesa de los británicos de permanecer neutrales ante cualquier conflicto entre Francia y Alemania (pues Guillermo II inició la construcción del imperio colonial alemán). Y lo que es peor: estos dos países, Rusia y Reino Unido, se aliaron con Francia en la conocida como Triple Entente (1907). Los complicados malabarismos diplomáticos de Bismarck no habían servido para nada.

De esta forma, Europa quedó dividida en dos bloques enfrentados: la Triple Alianza (Alemania, Austria e Italia) y la Triple Entente (Francia, Rusia y Reino Unido). El escenario ideal para el estallido de una guerra a gran escala.




LAS RIVALIDADES Y TENSIONES ENTRE POTENCIAS DE AMBOS BLOQUES 

Entre Francia y Alemania existía una importante rivalidad colonial en África. Otro foco de enfrentamiento entre ambas potencias lo constituían los territorios de Alsacia y Lorena, arrebatados por los alemanes a los franceses en la ya mencionada guerra franco-prusiana.

También había tensiones entre Austria y Rusia, sobre todo por el control de la zona de los Balcanes. Estas se debían a la intención de los nacionalistas de Serbia, aliado ruso, de crear una Gran Serbia que abarcase toda la península balcánica. Península en la que los austríacos ya tenían algunos territorios y hacia la que estaban interesados en ampliar su imperio.

Tampoco se ha de pasar por alto el antagonismo existente entre Alemania y Reino Unido, debido fundamentalmente a la lucha por el control de rutas comerciales y marítimas. Dicho antagonismo se manifestó en una frenética carrera armamentística entre ambos países: Alemania aspiraba con empeño a tener un ejército, una flota y un armamento mejores que los de Reino Unido, y viceversa.

Incluso existían rivalidades entre potencias del mismo bloque: por ejemplo, la India y la península de Crimea eran focos de conflicto para Reino Unido y Rusia.

Buena parte de las tensiones existentes entre las grandes potencias decimonónicas se reducían a rivalidades coloniales. No se ha de olvidar que, para finales del siglo XIX, la mayor parte de los países europeos habían construido su propio imperio colonial en ultramar. Estas colonias les proporcionaban materias primas, mano de obra barata, mercados en los que vender sus productos y, en ocasiones, el control sobre rutas comerciales estratégicas. Además, la posesión de colonias concedía prestigio a la nación.


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Los cambios suscitados por la segunda revolución industrial habían propiciado la aparición de una nueva forma de capitalismo: el gran capitalismo o capitalismo financiero. Gracias a numerosos avances tecnológicos (como la aparición de la producción en serie) se redujeron los costes y se aceleró el ritmo de fabricación. Ahora se producía mucho más, y había que dar salida a toda esa producción. Para ello, lo primero que se hizo fue bajar los precios de los productos, de tal forma que estos fuesen asequibles para un mayor número de personas (incluso para la clase obrera, pues representaba un porcentaje importante de la población), lo cual fue posible gracias a que se habían reducido los costes de producción.


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Pero, aun así, no se conseguía vender la mayor cantidad posible de las abundantes mercancías producidas por las numerosas fábricas. Así que hubo que intentarlo en el extranjero; en países donde no hubiera fábricas y en los que todavía hubiese personas sin vestido ni calzado. Por ejemplo, países de África. Así, el gran capitalismo fue una de las principales causas que llevaron a los países europeos a adoptar esa política de expansión colonial de finales del XIX que se conoce bajo el nombre de Nuevo Imperialismo.

No obstante, ningún país llegaba a tener nunca bastantes colonias. Cuantas más colonias poseía, más materias primas podían traerse a la metrópoli, más podían a su vez producir las fábricas y más colonias se necesitaban: más regiones en las que poder dar salida a las mercancías masivas.
Pero llegó un punto en que el mundo quedó completamente repartido entre las naciones europeas, por lo que la única forma que tenía un país de ganar colonias era arrebatándoselas a otro país. Ello nos lleva directamente a la siguiente causa del estallido de la guerra.


EL AMBIENTE BELICISTA

Había entre buena parte de los europeos un sentimiento generalizado de que se debía ir a la guerra (pues todos estaban convencidos de que su país sería el vencedor). Esto facilitó sin duda el estallido de la contienda, pues difícilmente un jefe de estado enviaría a su pueblo a la guerra si este se opusiera rotundamente a ello. Sobre todo en la Europa de finales del siglo XIX y comienzos del XX, pues muchos de los países del continente eran entonces regímenes liberales o democráticos.

El periodo de tiempo anterior a la Primera Guerra Mundial, durante el cual hubo un enorme ambiente belicista y mucha tensión internacional, recibe el nombre de Paz Armada (1880-1914).



Ahora hablemos de las causas inmediatas de la guerra:

LA CRISIS DE LOS BALCANES
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Liga Balcánica

En la península de los Balcanes había, a finales del siglo XIX, intereses cruzados. Por un lado, el Imperio austrohúngaro la veía como una zona estratégica por la que expandirse hacia el Mediterráneo. En el país báltico de Serbia, por otra parte, los sectores nacionalistas ansiaban la formación de una Gran Serbia que ocupase toda la península. No obstante, lo remarcable aquí no son las intenciones de estos nacionalistas sino el hecho de que los serbios contaban  con el apoyo de Rusia. Por último, el Imperio turco también tenía la intención de expandirse por la zona.
En 1908, el Imperio austrohúngaro se anexionó Bosnia-Herzegovina, lo cual no hizo sino acrecentar enormemente la tensión en la región. En 1912 se formo la Liga Balcánica, una alianza entre países de la península apoyada por Rusia. Esta liga se enfrentó a Turquía en lo que se conoce como la primera guerra balcánica (1912-1913), resultando vencedora. A partir de ese momento, los turcos dejaron de suponer una amenaza en la zona.

En la segunda guerra balcánica, Serbia y Rusia se enfrentaron al resto de la Liga. Su victoria permitió duplicar la presencia rusa en la península.


EL ASESINATO EN SARAJEVO

El heredero al trono austrohúngaro, Francisco Fernando de Austria, fue asesinado en su visita a Sarajevo de 1914 por nacionalistas serbios. Como consecuencia, Austria-Hungría envió un ultimátum a Serbia. La Primera Guerra Mundial estaba a punto de comenzar.

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