jueves, 20 de septiembre de 2018

Desarrollo de la Primera Guerra Mundial

1914. GUERRA DE MOVIMIENTOS. GUERRA RELÁMPAGO

Tras el asesinato en Sarajevo del 28 de junio de 1914, Alemania incitó al Imperio austrohúngaro a declarar la guerra Serbia. Los alemanes veían aquí la posibilidad de enfrentarse a Rusia, aliada serbia, antes de que fuese demasiado tarde.

Austria-Hungría cedió ante las sugerencias alemanas y dio un duro ultimátum a Serbia, un documento con toda una serie de puntos que el país báltico debía acatar si quería evitar la guerra. Serbia aceptó casi todos los puntos de la resolución, rechazando solo unos pocos. El Imperio austrohúngaro consideró esto razón suficiente para declarar la guerra a Serbia y comenzar a movilizar sus tropas.
A continuación, como fichas de dominó, se sucedieron toda una serie de ultimátums y declaraciones de guerra entre los países de Europa. Rusia dio un ultimatum a Austria-Hungría exigiéndole que desmovilizase sus tropas, reclamación que el imperio ignoró. Como consecuencia, Rusia le declaró la guerra a Austria-Hungría y comenzó a movilizar su ejército.
Y vuelta la mula al trigo: Alemania dio un ultimátum a Rusia exigiéndole que desmovilizase sus tropas, reclamación que el imperio ignoró. En consecuencia, Alemania le declaró la guerra a Rusia y comenzó a movilizar su ejército.

Manteniéndose fieles a los acuerdos de la Triple Entente, Reino Unido y Francia se posicionaron a favor de Rusia y Serbia. La Triple Alianza, por su parte, recibió un duro golpe cuando Italia se retiró del pacto.

El resultado fueron dos bloques en guerra: Reino Unido, Francia y Rusia (los aliados) cont
Alemania actuó de acuerdo al Plan Schlieffen: atacarían primero a Francia por sorpresa atravesando Bélgica (los franceses esperaban que las tropas alemanas penetrasen por la frontera) y ocuparían el país galo en menos de seis semanas. De esta forma, desactivarían el frente occidental antes si quiera de que a Rusia le hubiese dado tiempo a movilizar todas sus tropas, y podrían concentrar todas las fuerzas en el frente oriental.

No obstante, el plan fracasó. El contraataque de los franceses y la intervención británica paralizaron el avance alemán en el río Marne.


1915-1917. GUERRA DE POSICIONES. GUERRA DE TRINCHERAS

Aparecen nuevos beligerantes: Italia y Rumanía se suman al bando aliado, mientras del lado de las potencias centrales se unen  Bulgaria y el Imperio Otomano. Si bien ninguna de las distintas ofensivas de los aliados contra este último país dio resultado, el alentar una rebelión árabe contra los turcos sí lo hizo.

En el frente occidental se producía una situación de estancamiento. Se cavaron largos kilómetros de trincheras, zanjas defensivas que permitían disparar a cubierto del enemigo. La contienda se convirtió en una guerra de desgaste basada en el bombardeo continuo del enemigo. Las ofensivas apenas lograban avanzar unos kilómetros o metros al coste de masacres sin precedentes, como la de Verdún, la del Somme o la de Ypres. 

Dado que las tropas de tierra no eran un medio efectivo a la hora de eliminar al enemigo hacinado en su trinchera (la mayor parte del pelotón fallecía masacrado a balas en su intento de cruzar la tierra de nadie), se intentaron otros métodos. Sin que estas matanzas baldías dejasen de producirse, se desarrollaron la aviación militar, el armamento químico (por ejemplo, el gas mostaza), los tanques y vehículos acorazados, las ametralladoras y los cañones de largo alcance. 

En 1917, la revolución rusa dejó a este país fuera de la guerra mundial. El recién llegado al poder Lenin firmó con Alemania la paz de Brest-Litovsk. El mismo año, Estados Unidos declaró la guerra a Alemania y entró en la contienda en favor de los aliados. El hundimiento del Lusitania, un barco americano, por parte de un submarino alemán, había sido la gota que colma el vaso de una serie de ataques submarinos indiscriminados. A Estados Unidos le interesaba contribuir a la victoria de los aliados, pues había prestado grandes cantidades de capital a estos países, cantidades que no les serían devueltas si perdían la guerra. 


1918

Alemania juega su última baza: una gran ofensiva en Francia que no da resultado. Mientras tanto, la situación en la retaguardia alemana es grave: hay un cansancio general hacia la guerra y se producen numerosas revueltas y sublevaciones de obreros y soldados que desembocan en la formación de consejos revolucionarios, similares a los soviets rusos.
Ante la inminencia del colapso, el ejército alemán da la guerra por perdida. El káiser abdica, se proclama la república y el 11 de noviembre, Alemania pide un armisticio.


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