En la Gran Guerra se produjo la mayor mortalidad en un conflicto hasta ese momento: diez millones de personas perecieron.
Europa perdió su hegemonía política y económica, dejando de dominar el mundo. El declive europeo contrasta con el auge de potencias como Japón o Estados Unidos.
Otra consecuencia de la Primera Guerra Mundial fue la democratización de los pueblos: cuando acabó la guerra, hubo que reestablecer el orden en Europa y, para ello, reconstruir países enteros y establecer de nuevo en ellos un sistema político, económico y social. Demócratas de todo el mundo aprovecharon para convertir en democracias sus respectivos países e implantar en ellos el sufragio universal. Esto se consiguió en muchos países, que se sumaron a los ya democráticos.
El mapa de Europa se vio completamente transformado: desaparecieron grandes imperios, surgieron nuevos países, se modificaron las fronteras...
No podemos dejar de mencionar el nuevo papel de la mujer: la movilización de varones para acudir al frente obligó a las mujeres a entrar en el mundo laboral y realizar las tareas que hasta entonces solo habían realizado los hombres. Las trabajadoras demostraron ser igual de eficientes que los trabajadores. Aparecieron las sufragistas, partidarias del derecho a voto de la mujer. El razonamiento es el siguiente: si la mujer es tan válida como el hombre para cualquier cosa (como se ha demostrado durante la guerra), ¿por qué solo ellos han de tener derecho a voto?
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